Formación, compromiso social y cultura

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“El mundo que hemos creado, hoy tiene problemas, que no pueden ser resueltos pensando de la manera como pensamos cuando fueron creados”. Albert Einstein.

El problema fundamental de la acción profesional es en muchos de los casos de orden individual, de falta de “talento” y de iniciativa, pero por otro lado, este problema también recae en aquellas instituciones donde formamos a los profesionistas; esta falta de posibilidades metodológicas funcionales, integrales y multidisciplinarias provoca una carencia de actitud creativa. Se hace pues indispensable el apoyo de herramientas prácticas y eficaces en términos de orden artístico, social, empresarial y de comunicación que consoliden nuestros proyectos y objetivos.

Es preciso considerar la globalización tecnológica como herramienta también y permitir que la caracterización de las actividades humanas se realice con un toque personal y con creatividad, pero esto se logrará siempre y cuando se profundice en entablar una relación entre lo técnico y lo espiritual en la formación de cada individuo. Tiene que haber un equilibrio entre lo tecnológico y lo sensitivo y la relación reside en educar con conocimientos que se adquieren pero desarrollarlos con los hábitos y costumbres culturales que cada pueblo o sociedad tiene por base.

El proceso de resolver problemas puede enfrentar obstáculos importantes. Dentro de los obstáculos más comunes se destacan:

  • La incapacidad de cambiar las respuestas estereotipadas
  • La excesiva familiaridad con un asunto puede hacerlo pasar inadvertido
  • Bloqueos sociales o culturales
  • Bloqueos emocionales

Aquí cabe destacar que el proceso de resolver problemas significa integrar, ver, asociar donde otros no han visto. Y de eso nos tenemos que ocupar las universidades.

Cada estudiante, es un profesional en potencia. Debe desde sus inicios formarse en la responsabilidad del trabajo, la ciencia, el humanismo y la cultura; evitar el típico paternalismo de la no exigencia, para entrar al campo del trabajo totalmente capacitado, preparado y advertido de las múltiples posibilidades de solución de problemas. El profesionista cualquiera, es un creador…creador de ambientes, de realidades, de entornos, de una nueva cultura. Crear es un conocimiento del pasado, un creador solo puede innovar o emprender si está al tanto de sus tradiciones. El profesionista debe tener conciencia de su participación en la sociedad y el valor histórico que esto le implica; gracias a ello se puede obtener la memoria de una época. Debe ser un individuo observador y crítico de su entorno, más allá del ámbito escolar, debe conocer su circunstancia social.

Las escuelas públicas tenemos que ponerle mucho empeño para resolver nuestras carencias con imaginación. En el IES valoramos mucho el trabajo que va más allá del aula; es decir, lo extracurricular. Llevamos gente importante a dar pláticas, hacemos convenios con empresas o industrias e introducimos a nuestros alumnos a ellas para que aprendan la realidad de los procesos…pero el trabajo académico no se queda ahí, falta la sensibilización, y ahí inculcamos a nuestros estudiantes el amor por sus raíces, por su pueblo, por su cultura… ahí está la base de todo aquel que es creador: retrotraerse a la historia es dotar de un cúmulo de oportunidades expresivas y creativas al estudiante en función. Hacemos prácticas y Servicio Social en comunidades de riesgo o vulnerables…¡para eso se estudia una profesión! Para dar solución creativa e inteligente a los problemas de aquellos en situaciones más desprotegidas.

Las universidades privadas tiene mayores capacidades de infraestructura: talleres, laboratorios, etc., tienen tal vez mejores contactos, mejores convenios: se dice que “dinero mata carita”, pero la realidad es que la sociedad –y en especial la nuestra, la poblana- no busca “caras”, la sociedad busca fuerzas dinámicas, propositivas, creativas y transformadoras.

La enseñanza y la educación –en todos sus niveles- debe ser “problemática”, “temática”, de búsqueda, de investigación constante, y sobre todo, de confrontación; debe ser universal.

El futuro profesional debe tener una amplia visión de su proceso cultural –“la ensalada cultural no hace daño, comer un poco de ella revitalizaría con calorías cognoscitivas nuestros apetitos de trabajo”. Félix Beltrán-, y es papel de todas las universidades preparar a nuestros alumnos bajo estos conceptos.

Aunque cabe señalar: no me preocupa tanto que el alumno no conozca la relación formación-compromiso social-cultura, no me preocupa que el alumno crea no estar lo suficientemente preparado, no me preocupa que las universidades no profundicemos tanto en estos tópicos…me preocupa la indiferencia, la mediocridad, el miedo. “Mahoma no va a la montaña, vayamos nosotros…no cuesta nada”.

 Artículo publicado en la Revista ENTRECULTURAS

Osvaldo López Gaona
Director General
Instituto de Estudios Superiores en Arquitectura y Diseño A. C.
Incorporado a la BUAP. México

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